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jueves, 5 de abril de 2007

La Puerta Entreabierta

03-04-2007
La puerta abierta hacia un cuarto sin luz, sin presencia alguna, solo ese olor a humedad y naftalina que sale de el, que fantasma habitara en ese lugar, mi miedo me impide acercarme a husmear ni siquiera soy capaz de tocar el picaporte y cerrarla del todo, aunque no me gustan las puertas abiertas ni a medio abrir. Hay ruido a viento calido a viento seco a muerte a olvido y penas de otro tiempo, otro tiempo mío, quizás son la suma de mis temores al pasado al recuerdo al fracaso lejano pero tan presente.
Qué ocultaba la habitación, qué misterio había detrás de esa puerta de madera y vidrios y ambiente espeso, la luz de mi cuarto hacia mas oscuro el otro lo hacia mas intrigante y a su vez mas siniestro, ya no podía dormir pensando en lo que había detrás de ese umbral, pasaba las noches mirando fijamente a la nada, pasaban los segundos que se hacían días, de vez en cuando la puerta se movía producto, supuse, de alguna ventana abierta del otro lado del limite marcado entre la luz y la sombra.
Siempre era de noche allá, la ventana si estaba abierta tenía sus persianas o postigos o cortinas cerradas, lo que mas me perturbaba era que ni las cucarachas cruzaban al otro lado al otro mundo. Cuantas cosas habían pasado a la oscuridad qué serian de ellas, mi pelota de tenis, mis bollos de papel, nada volvía, nada pasaba, más que eso, nada. Con los años comprendí que el miedo era mío, que tal vez ese cuarto deshabitado no era mas que eso, junte valor durante varios días y una mañana totalmente desquiciado ya, me decidí a cruzar y, así fue como lo hice, llegue al interruptor de luz de luz (que sabia exactamente donde estaba) y la encendí, reconocí el cuarto de inmediato, era mi cuarto, mi cuarto de niño, mi pasado seguía ahí, sentía mas temor y mas dolor que antes, sentí todo el peso del tiempo en mi. Ahora sentado en la cama miro la puerta entre abierta, la oscuridad que entra me da mucho escalofrió, solo atino a gritar “Mamá, dejame la luz del living prendida, por favor…”, ya con la luz encendida, se me pasa el miedo, todo esta mas seguro y se que no voy a cruzar esos marcos con oscuridad del otro lado.

Gaston Pigliapochi
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