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viernes, 9 de mayo de 2014

Arte

Las manos jugaban dibujando, su cabeza acompañaba el movimiento de la rotring. Su mente armaba telarañas de imágenes, en cada trazo dejaba un pedazo de su corazón, las pasiones también quedaban ahí eternizadas; el sexo, el amor, los libros, el cine.
Nadie entendía por qué dedicaba tanto tiempo a eso, a hacer nada. No podían ver que no era nada, sino por el contrario, era todo. Al arte no lo frena nadie, pensaba. Quién resistirá cuando el arte ataque, decía el gran flaco Spinetta.
El arte nos salvará, ella nos salvará.

Gastón Pigliapochi.