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domingo, 29 de mayo de 2011

recuerdos nada más.

El día que no llega,
la luna con sus penas.
Nace el niño
muere el mundo,
muere el niño
nace el amor,
Entre gallos y madrugadas,
botas que pisan la primavera.
Es un recuerdo nada más
nada más.
Es tu mirada que ya no está
y que se va.
El barrio ya no es el mismo,
ya no hay moras, ni ciruelos,
todo es gris y sin menta
en el aliento.
Una vuelta en bicicleta,
y todo aparece como ayer.
Pero no es igual, hay vacío al andar,
hay una historia inconclusa,
hay una vida que no será.

Gastón Pigliapochi
Copyright © - Derechos Reservados. ®

En Este Barrio (santiago feliú):


viernes, 20 de mayo de 2011

El ruso

¿Ves ese que está sentado ahí en el cordón de la vereda?; sí ese, el de camisa hippie con flores rojas y azules, es el Rusito, miralo que bonito parece con esos rulos, su barba y sus ojos azules, es como un querubín, sin embargo no es lo que aparenta.
El Ruso es un ser miserable, mezquino, no tiene amigos o mejor dicho solo tiene uno, pongamosle Perez para que nadie se sienta ofendido (tal vez los Perez). Se conocen de la niñez, de cuando el Ruso no era lo que es hoy, un despojo humano (lo llamaría yo), ser amigo de él es una cuestión compleja, la amistad tiene un solo sentido, o uno lo llama y va y está ahí o simplemente no se ven, no se retroalimenta.
A qué se dedica este ser (lo de humano dijimos que lo dejamos de lado), vende falopa. ¿Donde vive?, en un caserón de tejas, como en el tango. Ahora uno supondría que el tipo es un inepto, poco inteligente, todo lo contrario. Es sumamente inteligente, entonces ¿por qué vende drogas? él mismo respondería ¿por qué no?. El Rusito toma merca desde hace más de diez años, vendiendola encontró la forma de consumir buena calidad y cortar o rebajar lo que no toma y ganar unos mangos.
Ahora miralo bien, que cara de santo, algunos dicen que consume y es un sorete de persona porque tuvo una niñez chota, pero el tipo tuvo la mejor educación, mucha guita, eso si los padres mucha bola no le daban, se la pasaban de reunión en reunión de trabajo o simple sociales, acá algunos personajes dirían la plata no da la felicidad, o la culpa es de los padres, ¿ves?; yo les diría, que ese verso que el pobre está mejor porque no tiene plata o el rico porque la tiene, me tiene las bolas por el piso, al igual que la culpa es de los padres, ay Freud, si te hubieses dedicado a otra cosa, la culpa (si es que existe) es de uno mismo, ser un miserable es merito propio muchas veces. Perez conoce bien su historia, por eso lo banca, pero últimamente el Ruso se manda muchas cagadas.
Mira como mueve las piernas nerviosas, anduvo internado alguna vez por delirios místicos, en la clínica conseguía cualquier sustancia con menos dificultad que afuera.

- Che, Jesus se apareció y habló conmigo -le dijo por telefono a Perez, una tarde.
- Ruso, dejá de tomar haceme caso, mira tengo que presentar un trabajo mañana, no te puedo dar mucha bola - el tono cariñoso, no le bastaba al otro.
- Te juro, que no estoy drogado y que se apareció sentado en mi cama esta mañana.
- A ver y ¿qué carajo te dijo?
- Que lo que hacía no estaba mal, que me quedara tranquilo. Que mi idea era correcta, todos vivimos en pecado y luego nos limpiaremos en la otra vida.
- Necesitas ayuda negro, vamos a verlo al Doctor.

El doctor era el psiquiatra que lo trataba al ruso, cuando este se dejaba tratar. ¿Qué cual era la idea del Rusito? simple: se puede hacer cualquier pecado, total esta vida no es la real, el Dios, ese tan lindo Dios que tienen los hombres, concede la entrada a todo aquel que se arrepienta de todos esos pecados, entonces el tipo, el querubín de ojos azules, es una mierda de persona, xenofobico, homofobico, misogino. cada cosa tiene una explicación, o almenos los vecinos que son filosofos y psicologos sin matriculas tienen sus explicaciones:
Algunos dicen que odia a las mujeres, porque en realidad odia a su madre (Sigmund acá volvés de nuevo), otros dicen que es maricón y no lo asume por eso es homofobico y misogino; para la xenofobia es claramente social y cultural, se cree superior, dice que no consume paco, porque es una droga de pobres de villeros, su padre era un tipo de la derecha. Ahora como Perez lo aguantaba, es una intriga, según él es un buen pibe, que no encuentra su lugar, a veces ni él se lo creía esto último.
La máxima expresión de su locura, la del Rusito digo, fue la del 24 de Febrero, lo llamó muy nervioso a su amigo.

- Tengo uno atrapado en casa.
- Loco, son las dos de la mañana, ¿qué mierda pasa?
- Venián investigandome desde hace rato, me quieren llevar pero no pudieron.
Del otro lado del tubo, Perez se restregaba los ojos y se agarraba la cabeza.
- A ver, explicate bien y despacio que estoy medio dormido todavía.
- Vení para casa, no se que hacer.
- ¿Vos querés que vaya para tu casa a las dos de la matina?
- Por favor.

Perez cortó el teléfono y salió para su casa, lo notó muy enloquecido más que otras veces. Tres menos diez, se encontraba tocándole el timbre.
- Gracias por venir loco, es bueno poder contar con vos siempre - Le dijo mientras abría la puerta de rejas verdes del parque, temblaba como una hoja.
- Tranquilizate y contame qué pasa
- El año pasado también vinieron, siempre es para febrero. Los escucho todos los días en la vereda, murmuran, porque no hablan no les entiendo. Llegan el primero de febrero y el veinticuatro, como hoy es el último día que están. Yo se que me quieren llevar, no los pude contar nunca, porque siempre tuve miedo de salir, pero esta vez me cansé.
- ¿Cuánto tomaste?
- Tomé un poco no te voy a mentir, unos cuantos gramos, pero no estoy loco entrá.

Al entrar en la casa, Perez se dió cuenta que algo estaba muy mal, las ventanas estaban tapadas con maderas y del cuarto de pecados, asi llamaba el Ruso al cuarto donde guardaba la falopa, se escucho un ruido en la puerta del lado de adentro.

- Ruso ¿qué pasa? ¿qué es el ruido ese?
- Te dije boludo, que tengo a uno en el cuarto.
- Un qué
- Un marciano

El Ruso entreabre la puerta del cuarto, con un pie traba desde afuera para que no la pueda empujar desde adentro, mete un palo que tiene y lo sacude, le pega.
- Ay - escucha Perez asombrado, anonadado.
- Ay, nuele - se escucha gritar, con voz medio gangosa.
- Ruso pará, pará de pegarle.
- ¿Viste? te quiere confundir, habla mal
- Ruso la puta que te parió, abrí la puerta de ahí - el Ruso se niega, Perez lo empuja y abre la puerta.

Lo que había dentro demostró que el Rusito estaba loco. Un chico retrasado mental se atajaba por si venían más golpes, Perez lo calma, lo levanta.

-Ruso la reputa madre que te parió, este pibe no es un marciano , es un pibe con sindrome de down.
-Es un marciano, y no es el único.
- Traeme un algodón o un trapo y alcohol, mira como le dejaste la cabeza.
- ¿Cómo te llamas?
- Marcelito
- Marcelito, no sé como pedirte perdón.
- Está bien, no llores. - Y le muestra a Perez unos papeles con los nombres de los padres y en ellos encuentra un carnet de una colonia. Perez ahí entiende todo.
El ruso trae las cosas, y le dice no te confiés.
Se dan cuenta, el Ruso un ser horrendo, atacó a este pibe que lo único que dá es amor. Al relacionar las cosas, y explicarselas al Ruso, este entendió, que lo que pasaba era que hay una colonía para chicos especiales a dos cuadras de la casa, pero como él vive en una nuve de pedos y no se enteraba de nada, el lo que escuchaba era cuando los chicos pasaban por la puerta y por eso solo era en febrero.
Perez se encargo al día siguiente de llevar a Marcelo hasta su casa, los padres estaban preocupadísimos y supieron entender a Perez, pero igual iban a denunciar al Ruso. Esa misma tarde al ruso lo atropelló un colectivo, no hubo paraíso ni siquiera velorio, los miserables son miserables más allá de la plata, de las drogas y adicciones que se tengan y mueren y terminan como miserables.

Gastón Pigliapochi
Copyright © - Derechos Reservados. ®

El loco de la calesita (Juan Carlos Baglietto);

jueves, 5 de mayo de 2011

Bares de Caseros II

Continuando con la idea de saga de textos sobre algunos bares que hay en Caseros (aquí está el primer texto: http://www.guantes-de-lana.com.ar/2007/09/bares-de-caseros-1.html) pongo la segunda historia.

Esto sucedió cuando nos reunimos con amigos a terminar de cerrar unas ideas sobre un proyecto que encaramos en el 2007 (aquí lo que quedó de eso: http://culturandoargentina.blogspot.com). Fuimos al Bar Odeón, cuando el bar era lo que era, hoy en día esta devenido a un bar con mas onda y tocan bandas, por aquel entonces era lo que quedaba del bar de barrio, con barra larga y mozos vestidos de mozos.
No recuerdo bien cuantos eramos, quien estaba y quien faltaba; pero lo importante es que pedimos medialunas y cafés, bah en realidad eso pedimos algunos, otros pidieron empanadas (creo), al mozo mucho no le gustó el juntar tres mesas, ahora que lo pienso: si juntó tres mesas es porque eramos al menos seis personas (es un buen numero para un truco con pica pica). Mientras charlábamos de que haría cada uno en el proyecto, quien se encargaba de la cartelería y quién de hablar con los artistas; alguno de los presentes comentó que iba al baño, una mujer fue, tuvo que ir a buscar la llave a la barra, sino me equivoco tenía una cadena la puerta del baño de damas, pero lo más extraño era el de caballeros.
Lo primero que uno de nosotros marcó fue que un tipo entró con un vaso de whisky, ¿a esa hora de la tarde? (tipo cuatro), pero señores lo raro era... al baño, el cartel en la puerta dice caballeros. Nos empezamos a mirar, los otros se cruzaban las vistas y yo los veía intrigados; pero el gordo y yo conocíamos el lugar, desde hacia muchos años. Luego entra un tipo con una bicicleta al bar, saluda al de la barra y encara directo a la puerta de caballeros, entra ¡con la bicicleta!, cierra la puerta y no sale, ni este ni el del whisky. Seguimos con la charla y la cara de todos era muy interesante, cuando terminábamos las medialunas, sale uno del baño de caballeros... Con un taco de pool en la mano, no pude contener más la tensión y las carcajadas de los otros por lo bajo, me llevó a confesarles: no es un baño como ya se habrán dado cuenta, es un garito, siempre lo fue, con mesa de pool, de billar (no se si todavía estaba) y con maquina de caballos. Me estas jodiendo dijo alguno y dije no, es la verdad; aunque el problema es si uno quiere ir al baño a que puerta debería acudir.
Recordé esta anécdota cuando pasaba por la esquina en diagonal al Bar, hoy pintado de rojo y con letras ploteada en la puerta de vidrio, ¿en qué se convirtió el garito? nunca me lo pude responder, nunca entré, y no creo que lo haga, prefiero quedarme con mi recuerdo de un garito escondido en un baño de caballeros (donde alguna vez me jugué algo, no se si dinero, el futuro o el amor).

Gastón Pigliapochi
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