27-09-2007
Muevo un pie y luego el otro, avanzo o retrocedo, no lo sé, tal vez ir o volver sea lo mismo, escribo palabras que sueltas nunca tienen un sentido, o será que el sentido no es lo importante, el temor a la muerte y al paso del tiempo es lo que nos lleva a buscar razones a las cosas y a los sucesos.
Todo me resulta tan patéticamente correcto y erróneo a la vez, un universo tan grande para seres tan pequeños; vos sabes que en general escribo cuentos o reflexiones, pero hoy es distinto, hoy le doy rienda suelta a esta verborragia, sin pensar en lo que quiero decir o transmitir. Hay olor a mierda en esta ciudad, desearía perder el olfato, pero el deseo como el destino juega tan solo que ninguno acepta opiniones.
Ví un diente de león, digo la planta no una pieza dental del felino, su amarillo tan intenso tan amarillo, que distracción me provocan las pequeñas cosas. Nunca pude escribir textos pequeños, no tengo (probablemente) poder de síntesis, si empiezo con algo seguramente serán mas de cinco líneas, vos me entendés, hay tanto para decir, que a veces no me alcanzan las palabras que conozco, puede ser que no conozca muchas y de ahí que indefectiblemente las repita una y otra vez, ahora bien, los pequeños manejan pocos sustantivos y verbos, a su modo dicen mucho mas que nosotros, que lindo mundo el de ellos, en su lengua no hay dardos lingüísticos no hay necesidad de pensar tanto en lo que se puede o no pronunciar y en caso de no conocer el nombre de algo lo inventan, pienso que a ese mundo hemos pertenecido y hoy estamos en esta prision de palabras, de recuerdos y sueños. Mi sueño recurrente es en el que me arranco los dientes, coloco la mandibula superior por detrás de la inferior y hago presion hacia delante y de esta forma me rompo los dientes desde su raiz y lo saco con los dedos, un hilo de sangre y baba cuelga de ellos y me despierto con un fuerte dolor en la boca, tan real tan palpable que inmediatamente compruebo que el marfil se encuentre en su lugar. Nunca estamos en el lugar correcto, y si estamos no es en el tiempo indicado o pensándolo mas fríamente tal vez siempre es el sitio y el tiempo correcto, siempre llueve cuando debe llover, la epifanía que debemos encontrar la encontraremos en el lugar que deberá ser.
No busco decir nada, no quiero metáforas de autoayuda, simplemente esto es un texto donde se mechan palabras y se encadenan ideas, es un juego peligroso el de escribir y a su vez es algo muy interesante, me divierte la interpretación que el lector haga, es gratificante saber que nada está acotado, que cada uno pone algo de sí en esa lectura, sabés, es por eso que me gusta escribir y también me gusta leer, esa cosa de, acá quiso decir tal o cual cosa y vos leyendo el mismo párrafo le encontrás otro significado, y con esto no digo que sea un buen escritor, nada mas lejos de la realidad, sé que nunca voy a esta a la altura de los escritores que leo, soy solamente un perro que juega a correr su cola, tomalo como una terapia barata que comparto. No hay nada que me guste más en esta vida que compartir, un café o mate, un asado con vino, mi poco dinero invitándote a algún lado, mis ideas y mis ideales, mis valores, mis locuras, mis sueños y mis pesadillas, un cigarrillo sea de tabaco o de otro, un abrazo, un apretón de manos, un beso en la mejilla o en los labios de alguna dama y eso es lo que más me llena, es lo que cubre un vacío que siempre está presente y las palabras con sus laberintos y sus candados me sirven para llevar a cabo este compartir, aunque reniegue de ellas y a veces las odie, en general las amo y me hacen tanta falta, me ayudan a pasar la soledad.
Gaston Pigliapochi